Morandé Adventure, vinos con alma innovadora y rupturista

Morandé Adventure, vinos con alma innovadora y rupturista

Hace más de 10 años que tengo el honor de liderar la línea Morandé Adventure. Junto con el equipo enológico de Viña Morandé, hemos creado un portafolio que es el resultado de un gran trabajo experimental, en donde cada uno de los involucrados, hemos transmitido toda nuestra personalidad y estilo.

Y es que Morandé Adventure se trata de vinos jugados, hechos sin reglas, verdaderas aventuras enológicas que buscan sorprender por su diversidad, innovación y calidad. Una línea de vinos que busca reinterpretar el patrimonio vitivinícola chileno, con cepas pocos tradicionales y con innovadores métodos de vinificación y crianza.

Es así como en la búsqueda de ese espíritu innovador y rupturista, es que hemos ido trabajando este portafolio a pulso, y hemos logrado que Morandé Adventure se convierta en el reflejo de los valores de viña Morandé, donde la calidad y la innovación de sus productos son la prioridad y es palpable en cada uno de estos vinos.

La línea Adventure está compuesto por 9 vinos: Aterciopelado, un vino que rinde tributo al antiguo Terciopelo cauquenino rescatando la cepa País, una variedad rústica, típica del campo chileno empleada tradicionalmente para la elaboración de vinos corrientes. Aterciopelado busca llevar la cepa a una expresión de mayor elegancia, balance y cuerpo, mostrando el gran potencial que tiene para la creación de vinos de mayor complejidad. Se trata de un vino que destaca por su carácter único, joven, de aromas frescos y frutosos.

Bestiario es un vino absolutamente rupturista, que nace con la idea de romper esquemas, proponiendo un vino blanco elaborado como si fuera un tinto, que abre una nueva dimensión gustativa. Una propuesta enológica diferente, elaborada a partir de variedades poco tradicionales en Chile como son Marsanne, Roussanne y Viognier y que dan como resultado un vino fresco, jugoso y elegante.

También enmarcado en el proyecto de Morandé Adventure, está Creole, un vino producido con la cepa Cinsault y País, dos variedades fuertemente arraigadas en la cultura y tradición del sur de Chile, provenientes de antiguas parras del Secano Interior de Itata y Maule. De esta forma, Creole es el reflejo y fiel representante del campo chileno.

Con Despechado buscamos lograr la mejor expresión de las uvas, obteniendo un vino frutal, fresco y fácil de beber. Se trata de un Pinot Noir no estructurado, simple, delicado, rústico y honesto. A su vez, con El Padre, nuestro objetivo es honrar la cepa Cabernet Franc -muchas veces ensombrecido por la fama del Cabernet Sauvignon chileno- y demostrar el gran potencial de esta variedad a través de un vino complejo, con una gran estructura y una elegancia muy particular.

El Gran Petit, el pequeño gigante de nuestro portafolio, representa la apuesta de Viña Morandé por dos cepas poco exploradas, pero con un gran potencial: Petite Sirah y Petit Verdot y que hoy encuentran su esplendor en el viñedo La Moralina en el valle del Cachapoal. Así también, Antiguas Raíces un vino de base Garnacha que además incorpora variedades como Syrah, Carignan, Marsanne y Rousanne, y que nace del interés por reinterpretar variedades mediterráneas en el valle del Maule, a través de la co-fermentación de cepas tintas y blancas para crear una mezcla novedosa con una personalidad muy clara: un vino eminentemente frutal, con marcada presencia de fruta roja, de gran acidez y frescor.

Tirazis, un vino de gran elegancia y complejidad busca mostrar el gran potencial que puede alcanzar la cepa Syrah en las zonas de clima frío y Colinas de Ránquil es un vino de la cepa país que contribuye a descifrar los extraordinarios terroirs presentes en Chile, rescatando cepas patrimoniales, creando así, vinos únicos y con un profundo sentido de origen.

Finalmente, VIGNO, nuestro vino que representa una de las iniciativas más relevantes de la industria vitivinícola chilena y de la cual somos socio fundador. Este vino, un Carignan que incorpora algo de Syrah, refleja una pequeña joya que se escondía en el valle del Maule, en un terruño que representa la perfecta conjunción entre la tradición del campo chileno y el Carignan, una variedad mediterránea que renace en el Maule para su mostrar su carácter único. Se trata de un vino potente, con notas a frutos rojos y flores, estructura joven y tensa, con una gran persistencia.

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